Chema Alonso, realizando unas de sus obras.

El arte es para mí mucho más que una profesión; Es, ha sido y espero que siga siendo mi vida.

Desde que tengo uso de razón y hasta donde llega mi memoria, me ha acompañado en todo momento, ayudado en los momentos difíciles y aclarado mis dudas. Ha sido un regulador emocional, el elemento básico de mi progreso. Ha estado presente en cada decisión, amortiguando y amortizando mis errores, enseñándome a ver, y a verme, desde perspectivas externa e interna, facilitándo la traducción y materialización de mi percepción más allá del mundo que me rodea.

Aunque tengo formación académica, esta empezó de manera autodidacta cuando era niño, quizás porque la curiosidad era mas poderosa que mis habilidades oratorias, o porque mi concepción de la vida no encajaba con la de mis interlocutores. De ahí viene mi obsesión por la representación imperfecta y enrarecida de lo cotidiano, lo políticamente incorrecto, lo supuestamente prohibido.

Por otro lado, mi obra tiene mucho de carácter autobiográfico. Ha sido la terapia reguladora de toda contradicción y conflicto en el que me he visto inmerso, tanto físico como psíquico, y el resultado la prueba manifiesta de mis logros y fracasos, ambos igualmente valiosos. 

No puedo, ni debo, citar influencias, ya que he aprendido y construido mi estilo sobre la intuición y análisis de lo que me atrae y lo que me disgusta, también en el aspecto formal. A la hora de trabajar, la única opción es la osadía de enfrentarme un soporte vacío que necesito completar.

Chema Alonso de joven.

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Noticia para Diario Total por Nelson Montenegro